La muestra permanecerá abierta al público de lunes a viernes de 9:00 a 14:00 y de 15:00 a 19:00 hrs. Sábados de 9:30 a 12:30 hrs.
Participantes:
· Gonzalo Orellana
· Maximiliano Cáceres
· Francisco Aguilar
· Karen Tahirih
· Montserrat Jofré
· Eric Martínez
· Felipe Pérez
· Ricardo Martínez
· Sandra Massa
· Mauricio Espinoza
· Demetrio Babul
· Rey Ahumada
· Ricardo Barrera
· Ariel Guerrero
· Claudia Mas
· Oscar Squella
· Alfonso Olea
· Matilde Neira
· Andrés Longueira
· Jorge Sepúlveda
· Rodrigo Mesa
· Ernesto Díaz
Un dibujo puede parecernos algo elemental, básico, previo a una obra mayor como es la pintura, un mural, una escultura etc., por lo mismo un dibujo nos remite a algo esencial, una idea, registro de la fugacidad de las cosas del mundo, de la realidad, el estudio de las formas y el movimiento, una esencia, lo que implica un origen, un punto de partida. Por lo mismo podemos imaginar a nuestros ancestros dibujando y pintando en las cuevas, intentando entender un territorio hostil, poder conocerlo para sobrevivir, una manera de tomar consciencia de su mortalidad, de su finitud en contra oposición al animal siempre igual a sí mismo, parte de un entorno en principio inaprehensible y excesivo que no es otra cosa que lo sagrado en su estado más verdadero y prístino. Forma de separarse de la naturaleza o más bien bien buscar su lugar en ella y rendirle culto. Podemos pensar que el acto de dibujar sigue siendo el mismo, ver el mundo y representarlo, buscar un orden en la dinámica caótica de la realidad, un acto ya suficiente para sentir la totalidad, lo invisible y el misterio las cosas, sin siquiera tener que remitirnos a conceptos de ARTE Y BELLEZA, querer ser una “obra mayor” para de alguna manera intentan justificar un básico impulso por dibujar y el placer que conlleva, es decir un dibujo no tiene la necesidad de ser ARTE, porque es algo anterior al lenguaje, anterior al oficio académico del artista como personaje, podemos pensar que esa es su fuerza. Normalmente un artista que pinta no considera sus bocetos o dibujos como arte u obra, sin embargo, lo sostiene y lo hace posible, de esta manera el dibujo es el ARTE en potencia, en estado latente y como lo recuperarán las vanguardias, una forma de conocer la verdad de la realidad, volver al trazo, al gesto violento de la línea, como la forma expresión más auténtica, hacerlo protagonista y libre.